jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Dos o tres?


Desde hace algunas semanas se ha corrido el rumor de que el tradicional par de años de estudio en Bachillerato se convertirá en trío. He escuchado una diversidad absoluta de comentarios al respecto, entre mis compañeros, maestros y padres de familia. A mí en lo personal no me inquieta demasiado (a pesar de que mi promoción sería, probablemente, la principal afectada) pero aquí va una lista de "pros y contras" acerca del tema.

THE GOODS
a) El argumento que más he escuchado de boca de nuestros padres de familia y profesores es el siguiente: "Ahorita salen demasiado jóvenes, salen bien bichos". Con los tres años de estudio se podría conseguir mejores resultados, tanto académicos como morales, dándonos espacio para crecer un poquito más.

b) La distribución de la carga académica estaría menos apretujada, o sea, no mos tocaría tan "matado" e iríamos más lento, pero más seguro.

c)El tercer año sería un nuevo mundo por descubrir, lo cual para mí es emocionante.

d) Por más que digamos que queremos salir ya después vamos a estar llorando por el colegio y su ambiente, dejémonos de "pajas". Añadir un año significaría poder usar las canchas y comprar en la tiendita (entre otras cosas triviales) un año más.

THE BADS
a) Una que ya se emocionó con salir dentro de dos años, es difícil que aguante la espera. Aparte de que ya planificamos nuestra vida basada en dos años.

b) Si varios se quedan sin llegar a segundo año, ¿cuántos más se quedarán sin llegar al tercero?

c) Sumar un año al Bachillerato General "descuachalangaría" al Colegio y al Sistema educativo, acostumbrados ya por bastante tiempo a los dos años; habría un solo deschongue con planificaciones, procesos, custiones académicas, etc.

d) La mayoría de chicos y chicas que conozco, casi que aúllan de desesperación cuando se menciona la posibilidad de los tres años.

Al final, sólo nos queda esperar que suceda lo mejor, que es la mejor esperanza que tenemos. Sin embargo, bloggers, me encantaría enormemente conocer sus opiniones de este tema tan interesante, aunque estemos en vacaciones.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La voz interna

Permítete...
Permítete reír, porque la risa es el alimento que el alma necesita para ver cada día un sol más brillante.
Permítete llorar, porque el llanto es el desahogo que el cuerpo necesita para respirar tranquilo tras una tempestad.
Permítete amar, porque el amor es el sentimiento más hermoso que un corazón puede albergar.
Permítete soñar, porque los sueños y los deseos son los que te hacen elevarte más allá de las montañas más altas de tu diario caminar.
Permítete Ser, porque siendo es como llegas a la parte más profunda de ti misma y puedes vivir tu existencia como realmente Es.





Monólogo
Estoy feliz; al mismo tiempo estoy triste. ¿Importa eso? ¿Será que es posible?
Mi cuerpo está contento, mi alma melancólica, cantando me he percatado de ello. Estoy satisfecha de la vida mas algo me oprime. Tengo una cara feliz y sonriente frente a mí, pero algo en mi interior está elgo deprimido.

¿Está bien? ¿Está mal? No lo sé, ni siquiera sé el por qué. Mi cabeza me duele, estoy reprimiendo lágrimas espontáneas que no quiero soltar.

¿Estaré bien? Supongo; estos dramas y altibajos de la adolescencia no suelen durar. Tal vez, sola en mi alcoba, pueda llorar luego, y la dualidad de humana que exista en mí se irá por unos meses, días, horas....

Desaparecerá.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Soltar

El afán de control del ser humano es indescriptiblemente inmenso. Sus brazos, pinzas y tenazas se extienden y aferran a todo lo que encuentran, sin que parezca que el ser humano en cuestión pueda hacer algo por dominarlo.

Queremos manejar a nustro antojo todo: el clima, nuestras amistades, posesiones materiales, familia y sentimientos. Pero poco a poco vamos aprendiendo que en realidad, la mayoría de situaciones no son nuestras y que tenemos un sentido de posesión mal dirigido.


Soltar, en este caso, usa su acepción más general en mi experiencia, la cual sería: "dejar ir". ¡Y cómo cuesta hacer eso! El control se resiste al cambio, a la incertidumbre de lo que vendrá después de una etapa a la que ya estabas acostumbrada(o) Algunas de esas ocasiones de desprendimiento se pueden evitar momentáneamente, posponer, pero siempre llega un momento en el que es obvio que las cosas han rebasado el límite y que es hora de una nueva etapa.


La etapa de trancisión puede ser dolorosa, devastadora, sí, pero hay que recordar que generalmente nuestro entorno exterior refleja nuestro interior; que todo lo que das, regresa. Por ello, soltar y dejar de intentar controlar a tu vida supone también dejar de controlarte y juzgarte a ti misma(o). Recordar que las personas son independientes, no una extensión de ti, y que toman sus propias decisiones.


Es como los papás y mamás primerizos que intentan aferrar a sus hijos e hijas con la esperanza de protegerlos de los "peligros" del mundo; sin darse cuenta de lo que hacen los vuelven dependientes e incapaces de tomar decisiones, o por otro lado, llegará un momento en que "el bebé" o "la princesita" dejará salir su espíritu de rebeldía y firmará un acta de independencia forzada. Y es hasta después de unos cuantos años que me doy cuenta de lo difícil que resulta para los pobres progenitores.

Soltar, pues, esa palabra terrorífica, puede significar furia, dolor y lágrimas momentáneaas, pero luego, sólo te queda esperar que, como dice Simba en el Rey León II "Hay que lo que quedó atrás puede renacer mejor que lo que hubo antes, si se le da la oportunidad"


En otras palabras, a veces es mejor dejar que algo muera para que renazca con una nueva luz después.